La escultura presidirá los muros de la cartuja de Altura diez años después de que el Consell anunciara su colocación La cartuja de Vall de Crist de Altura está a la espera de un huésped muy especial. Es de bronce y data de 1998. Se trata de una escultura de San Bruno, fundador de la orden de los Cartujos que, a pesar de haber sido realizada expresamente para presidir la entrada del monasterio, nunca llegó a ocupar dicho lugar.
La colocación de la imagen del santo en la entrada del cenobio alturano fue anunciada hace casi una década por la entonces directora general de Patrimonio, Carmen Pérez, que, poco tiempo después, fue sustituida del cargo. El desinterés de sus sucesores, igualmente proporcional al de los mandatarios locales, así como el estado permanente de intervenciones de restauración del templo, relegó la estatua en el olvido y, desde entonces, ha permanecido en el depósito temporal de la obra en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
En la visita de la ahora directora general de Patrimonio de la Conselleria de Cultura, Paz Olmos, el pasado mes de mayo a la cartuja, adquirió el compromiso de trasladar la imagen de San Bruno "al lugar al que pertenece". "La obra fue realizada para estar en el monasterio y, dado que ya se dan las condiciones de seguridad y de adecuación necesarias, no hay motivo para seguir posponiendo la colocación de la escultura", explicó.
Las gestiones del alcalde de Altura, Rafael Rubio, también han contribuido a recuperar la escultura, realizada por José Esteve Edo en 1998 y cuya historia comienza cuando, en 1997, la Dirección General de Patrimonio adquirió el compromiso con la cartuja femenina de Santa María de Benifassà de hacerles donación de una escultura en bronce de San Bruno. Dada la significación del santo para la orden, se decidió realizar una copia de esta imagen para ubicarla en la cartuja de Vall de Crist.
José Esteve Edo, nacido en Valencia en 1917, se puso manos a la obra de inmediato y realizó la figura del santo en bronce.
Esta escultura de Edo nunca llegó a ocupar el lugar que le había sido asignado pero ahora parece que, por fin, la Cartuja de Vall de Crist podrá dar la bienvenida a la imagen de su fundador.
El anuncio de la directora general de Patrimonio del "inminente traslado" de la obra ha sorprendido y alegrado a los amantes del arte, vecinos y autoridades locales.
Un enclave histórico
No obstante, la mayor beneficiada será la propia cartuja, fundada a finales del siglo XIV por expreso deseo del infante Don Martín, hijo de Pedro IV de Aragón, que acogió entre sus muros a numerosas personalidades, como Bonifacio Ferrer, que llegó a ser prior mayor, San Ignacio de Loyola o el antipapa Benedicto XIII.
En 1386 se colocó la primera piedra de la iglesia de San Martín, que es uno de los escasos edificios que aún se conservan, y se comenzó la construcción del claustro. Posteriormente, en 1399 se inició la construcción del claustro mayor, de estilo gótico, como los anteriores.
La construcción alturana ha sido un importante centro espiritual, cultural y político en la historia de la Comunitat Valenciana. Además, fue la quinta en importancia de las casas de cartujos de la Orden de San Bruno en la Península Ibérica, y la segunda de las valencianas. Estuvo considerada como una de las más ricas.
En el mundo de la cultura, Vall de Crist destacó por su valiosa biblioteca, así como por acoger gran cantidad de obras de grandes artistas como Pere Nicolau, Gonzalo Peris, Jacomart, Rexach, Rodrigo de Osona, Joan de Joanes, Ribalta, Gregorio Bausá, Castañeda, Espinosa, Orrente, Vergara, Camarón y otros algunas de las cuales se conservan en la catedral del vecino municipio de Segorbe y en el Museo de Bellas Artes de Castellón.
Fuente: "Las Provincias de Castellón"
No hay comentarios:
Publicar un comentario