ATARDECER EN EL PARQUE DE CARLOS VII
"El Parque de Carlos VII",
misterios de la política,
que un rey que nunca reinó
sea honrado en nuestra Villa.
Como en los viejos romances
te contaré amiga mía,
con aroma de leyenda
la historia que no está escrita.
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Cuando se acabó la guerra
hubo un alcalde carlista
y en Madrid era ministro
Esteban Bilbao Eguía.
Esperaba en el Supremo
sentencia definitiva
el pleito de aguas que Altura
y Segorbe mantenían.
Al final, con un retraso
de siglos se hizo justicia;
aunque --no sin fundamento--
los de Segorbe creían
que fue un complot del carlismo
el que ganó la partida.
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Miguel Ventura, el Alcalde,
hace de Juan el Bautista
y en nombre de DIOS el agua
de la Esperanza venida,
derrama por las sedientas
tierras de su PATRIA chica.
En el lema falta el REY,
y, buen tradicionalista,
aunque era alcalde de Franco
quebranta la disciplina
que le impone el Movimiento
y osadamente dedica
a Carlos VII el Parque,
jugándose la alcaldía.
Así el Duque de Madrid,
Rey de la rama proscrita,
cumplió con el "VOLVERÉ"
que prometiera en su día,
cuando en Valcarlos mandó
a sus tropas romper filas.
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Ya no es misterio el misterio,
mas continúa el enigma:
casan mal nombre y origen
con la corrección política.
"EL PARQUE DE CARLOS VII"
En la piedra desvaída
inscrita en cifras romanas
la ignota cronología.
Cae la tarde solitaria
la imaginación se agita:
si la tradición se apaga
la poesía se aviva.
La sombra del rey galante,
romántica y huidiza,
en un jardín de olvidanzas
vaga entre rosas marchitas
y en Santa Bárbara el sol,
proclama su fe carlista
poniéndole boina roja
al tejado de la ermita.
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El romance me fue remitido por su autor, el prestigioso abogado del
Colegio de Castellón, con residencia en Segorbe y ya octogenario,
don José Suay Navarrete, persona de vastísima cultura y en su día vinculado al
tradicionalismo valenciano y a quién tuve el honor de conocer y tratar en mis tiempos de ejercicio de la abogacía en la
provincia de Castellón y concretamente en el
partido judicial de Segorbe.
El parque de
Carlos VII se encuentra a la salida de
Altura en dirección al
Santuario de la Virgen de la Cueva Santa, en un paraje privilegiado de la
Sierra Calderona; allí hay un camping de alto nivel y un restaurante y piscina, en cuyo restaurante en su día y ya en el tardofranquismo se celebró un acto político tradicionalista al que asistió, cuando aún era abanderado de la
Comunión Tradicionalista, el ex príncipe
Carlos Hugo de Borbón junto con su esposa
Doña Irene de Holanda.