La de Altura es una de las ermitas más visitadas de la Comunidad Valenciana. En sus casi cinco siglos de historia, las curaciones milagrosas se han ido sucediendo
Más de doscientas mil personas visitan cada año el ermitorio de Nuestra Señora de la Cueva Santa, patrona de los espeleólogos españoles y patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón, según los cálculos del que fuera capellán del santuario, Félix Gómez. El ermitorio está situado en el término municipal de Altura, en la comarca del Alto Palancia.
Se trata pues de una de las ermitas más visitadas de la Comunidad Valenciana que asiduamente recibe gentes de Aragón, Cataluña y de la propia Comunidad Valenciana y cuya devoción se extiende por países como Perú, Chile, Argentina, Méjico y Mozambique
"La Cueva Santa fue para esta país lo que ahora es Lourdes para Europa, lugar escogido por Dios para hacer explendente manifestación de su poder y sus larguezas". Con este párrafo, escrito en 1890 en la obra Noticias de Segorbe y su obispado, el prelado Franciso de Asis Aguilar dejaba constancia de la importancia que desde antiguo había tenido para los devotos y fieles cristianos, este santuario ubicado en término municipal de Altura.
La historia del culto a la blanca paloma se remonta a los primeros años del siglo XVI ( tal vez 1508), cuando un pastor halló la sagrada imagen en el interior de la cueva llamada del Latonero, entones aprisco de ganado.
LA HISTORIA DE JUAN
En estos casi cinco siglos de historia, los hechos extraordinarios y las curaciones milagrosas se han ido repitiendo. La relación resulta interminable, pero hay hechos que marcaron el reconocimiento del santuario de la Cueva Santa como lugar milagroso.
Uno de ellos, en el año 1580, tuvo como protagonista a Juan Monserrat Escario, vecino de Jérica que cayó herido de lepra. Los jurados de Jérica, ante el asco de la situación y el peligro de contagio lo desterraron de la villa. Juan, con su mujer Isabel, se fueron a la Cueva Santa, atraídos por la fama curativa de la Virgen. Allí rezaron durante nueve días, al mismo tiempo que el cuerpo de Juan era lavado diariamente con el agua que surte por las paredes de la cavidad. "Con los nueve días --dice el historiador-- se acabó la enfermedad, dejando al leproso tan limpio de la infección, que se borraron las señales".
La historia y la tradición, convertida en imagen en las propias paredes del acceso al interior de la cueva, habla de curaciones de tumores, de cegeras, de paralisis, de heridas... y de otras patologías epidémicas como pueden ser la peste y el cólera.
Una gran parte de los milagros atribuídos a la Virgen de la Cueva Santa, han estado en relación con el agua que derraman sus paredes y techos, atribuyéndole siempre poderes sobre la lluvia.
SEQUÍAS
Así las sequías padecidas por los pueblos de la diócesis, se resolvían favorablemente con el traslado de la imagen de la virgen desde su santuario a la catedral de Segorbe.
Los milagros, con reconocimiento oficial o sin él, ya no sorprenden a los conocen la larga trayectoria milagrosa de la patrona de la diócesis.
Fuente: "Periódico Mediterráneo"
Más de doscientas mil personas visitan cada año el ermitorio de Nuestra Señora de la Cueva Santa, patrona de los espeleólogos españoles y patrona de la Diócesis de Segorbe-Castellón, según los cálculos del que fuera capellán del santuario, Félix Gómez. El ermitorio está situado en el término municipal de Altura, en la comarca del Alto Palancia.
Se trata pues de una de las ermitas más visitadas de la Comunidad Valenciana que asiduamente recibe gentes de Aragón, Cataluña y de la propia Comunidad Valenciana y cuya devoción se extiende por países como Perú, Chile, Argentina, Méjico y Mozambique
"La Cueva Santa fue para esta país lo que ahora es Lourdes para Europa, lugar escogido por Dios para hacer explendente manifestación de su poder y sus larguezas". Con este párrafo, escrito en 1890 en la obra Noticias de Segorbe y su obispado, el prelado Franciso de Asis Aguilar dejaba constancia de la importancia que desde antiguo había tenido para los devotos y fieles cristianos, este santuario ubicado en término municipal de Altura.
La historia del culto a la blanca paloma se remonta a los primeros años del siglo XVI ( tal vez 1508), cuando un pastor halló la sagrada imagen en el interior de la cueva llamada del Latonero, entones aprisco de ganado.
LA HISTORIA DE JUAN
En estos casi cinco siglos de historia, los hechos extraordinarios y las curaciones milagrosas se han ido repitiendo. La relación resulta interminable, pero hay hechos que marcaron el reconocimiento del santuario de la Cueva Santa como lugar milagroso.
Uno de ellos, en el año 1580, tuvo como protagonista a Juan Monserrat Escario, vecino de Jérica que cayó herido de lepra. Los jurados de Jérica, ante el asco de la situación y el peligro de contagio lo desterraron de la villa. Juan, con su mujer Isabel, se fueron a la Cueva Santa, atraídos por la fama curativa de la Virgen. Allí rezaron durante nueve días, al mismo tiempo que el cuerpo de Juan era lavado diariamente con el agua que surte por las paredes de la cavidad. "Con los nueve días --dice el historiador-- se acabó la enfermedad, dejando al leproso tan limpio de la infección, que se borraron las señales".
La historia y la tradición, convertida en imagen en las propias paredes del acceso al interior de la cueva, habla de curaciones de tumores, de cegeras, de paralisis, de heridas... y de otras patologías epidémicas como pueden ser la peste y el cólera.
Una gran parte de los milagros atribuídos a la Virgen de la Cueva Santa, han estado en relación con el agua que derraman sus paredes y techos, atribuyéndole siempre poderes sobre la lluvia.
SEQUÍAS
Así las sequías padecidas por los pueblos de la diócesis, se resolvían favorablemente con el traslado de la imagen de la virgen desde su santuario a la catedral de Segorbe.
Los milagros, con reconocimiento oficial o sin él, ya no sorprenden a los conocen la larga trayectoria milagrosa de la patrona de la diócesis.
Fuente: "Periódico Mediterráneo"
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